miércoles, 5 de junio de 2013

Que el cine argentino, bastardeado desde adentro por quienes deberían cuidarlo (y a veces por quienes forman parte del círculo productivo) se anime a dar más giros generando de este modo un nuevo tipo de espectador que espere algo más que gente tomando mate en una casa tipo chorizo (para nuestros lectores del exterior, una casa con un patio y varias habitaciones en hilera comunicadas con éste, muy típicas en Argentina) es aire fresco. En este caso hablamos de Hermanos de sangre, una comedia negra con un guión escrito en forma conjunta por Nicanor Loreti (productor y director de Diablo), Martín Blousson y Germán Val. Nos cuenta la historia de Matías, un hombre de mediana edad algo entradito en kilos, menospreciado por sus compañeros de trabajo, su jefe y hasta su tía (un gusto ver a Carlos Perciavale en el rol). Es un film correcto en la construcción de la historia, con personajes que sorprenden y juegan cada uno un papel preponderante en el rompecabezas que se va armando a lo largo de los minutos. Cuando pareciera que vamos a obtener un giro por demás obvio, el director nos sorprende abofetéandonos con un toque cómico y nos demuestra que no todo es siempre lo que creemos, que no todo está visto. Se luce Sergio Boris interpretando a Nicolás Galván . Un guiño a la gran mujer sensual (y sexual) del cine argentino es la presencia de Coqui Sarli como Beatriz. El resto del elenco presenta buenos momentos sin destacarse demasiado. En suma, el film se traduce en una grata sorpresa a la que quizá le hubiera faltado un cierre con más fuerza, pero en el conjunto se aplaude lo visto, por lo cual es una película bastante entretenida y recomendable. En conclusión destacamos la labor de De la Vega por presentarnos esta historia típica de una manera muy argentina sin caer en el cliché. 
enciones sobran